El
25 de noviembre es celebrado como “Día internacional de la no violencia
contra las mujeres” porque en 1960 fueron brutalmente asesinadas las
hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal por disposición del
tirano Rafael Leonidas Trujillo Molina.
El Primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe celebrado
en Bogotá, Colombia, en julio de 1981 estableció una resolución que
avala la efeméride. En 1999, la ONU dio carácter oficial a esta fecha.
Las mujeres reunidas en la capital colombiana denunciaron la
violencia de género a nivel doméstico, la violación y el acoso sexual a
nivel de Estado, incluyendo la tortura y los abusos sufridos por
prisioneras políticas.
El crimen contra las Mirabal, sumado a otros atropellos a las féminas
acaecidos en fechas próximas, estimuló al Centro de Liderazgo Global de
las Mujeres (CGWL) para iniciar la campaña internacional “16 días de
activismo contra la violencia hacia las mujeres”.
Las mariposas
La
autodenominación de Minerva como “Mariposa” en sus entornos de lucha
clandestina contra el trujillato inspiró a algunos intelectuales, como
el poeta nacional Pedro Mir, a denominar la tríada de hermanas Mirabal
con ese nombre.
Mir escribió el poema “Amén de Mariposas” para describir la acción
criminal del dictador que dispuso el crimen con saña por la
identificación de las muchachas contra los oprobios de “La Era”.
Asimismo, la destacada escritora dominico-estadounidense Julia Álvarez
titula su novela basada en la vida de las hermanas Mirabal “En el tiempo
de las mariposas”.
Las heroínas fueron procreadas por Mercedes Reyes Camilo (alias Chea)
y Enrique Mirabal, comerciante y hacendado. Nacieron en Ojo de Agua, en
Salcedo, en ese momento común de la Provincia Espaillat.
La primera en nacer fue Patria Mercedes, el 27 de febrero de 1924,
poco antes de que abandonaran nuestro país las tropas interventoras de
Estados Unidos. La segunda, bautizada con los nombres de María Argentina
Minerva, nació el 13 de marzo de 1926 y la tercera, Antonia María
Teresa, vino al mundo el 15 de octubre de 1935. Otra hija del matrimonio
Mirabal-Reyes y que aun vive, Bélgica Adela, alias Dedé, nació el 2 de
marzo de 1925.
Minerva, la ideóloga
El dictador colombiano Rojas Pinilla fue derrocado en los últimos
años de la década del 1950-60, al igual que la del venezolano Pérez
Jiménez. Asimismo, específicamente en 1959, fue obligado a huir el
dictador cubano Fulgencio Batista, lo que sumado al triunfo de las
fuerzas rebeldes de Fidel Castro constituyó una clarinada al movimiento
democrático en América Latina.
En ese contexto histórico se produjo, en enero de 1959, una reunión
familiar en la residencia de Guido D’Alessandro, sobrino de Manuel
Aurelio (Manolo) Tavárez Justo, donde se encontraban también su esposa
Minerva, María Teresa, Leandro Guzmán y otras personas para analizar la
situación política de la región.
Se atribuye a Minerva visualizar la pertinencia de organizar un
movimiento para derrocar a Trujillo, idea que prendió entre los
asistentes que, de inmediato encaminaron las acciones en esa dirección.
La expedición armada del 14 de junio, procedente de Cuba, si bien fue
aplastada por la dictadura, también influyó en la conciencia de la
juventud dominicana y esa es la razón que explica, que el nuevo
movimiento político antitrujillista que comenzó a construirse y que
efectuó su primera asamblea constitutiva en Mao, el 10 de enero de 1960,
en la Hacienda de Conrado Bogaert, adoptara como nombre el de la fecha
de esa expedición.
Para presidir la agrupación 14 de junio fue elegido Manolo como
presidente; Pipe Faxas, secretario general; el ingeniero Leandro Guzmán
tesorero y los demás vocales.
Delación y detenciones
Delación y detenciones
Los “calieses” de la época dieron a los organismos represivos todos
los detalles de la asamblea de Mao y acto seguido fueron apresados los
participantes, iniciando con Manolo a mediados de enero de ese 1960.
Todos, más de un centenar, fueron llevados a la temible cárcel de La 40,
donde fueron torturados, algunos de los cuales perdieron la vida.
La iglesia católica condenó los apresamientos mediante una carta
pastoral, dado que se trataba de gente mayormente jóven procedente de la
clase media, cuyos padres tenían vínculos estrechos con el tirano. Tal
situación obligó a Trujillo a poner en libertad a las mujeres detenidas,
el 7 de febrero de 1960, entre ellas a Minerva y María Teresa, y luego a
decenas de jóvenes varones presos por simples sospechas. Fueron dejados
bajo prisión Manolo (esposo de Minerva), Leandro Guzmán (esposo de
María Teresa), Pedro González (esposo de Patria) y los demás dirigentes
de importancia del movimiento.
Meses después, encontrándose la dictadura en una fase represiva
general que bordeaba la locura caracterizada por la orden de asesinato
de Rómulo Betancourt, presidente de Venezuela, y el reapresamiento de
muchos jóvenes antitrujillistas.
Para tal ocasión, las hermanas Mirabal contrataron un jeep, un
vehículo fuerte, para ir a visitar a sus esposos, preso en la cárcel de
Puerto Plata a donde fueron trasladados por el régimen, pues la
carretera elegida, la que conduce a Puerto Plata por la vía de Tamboril,
era difícil, y además, se encontraba en mal estado. Le acompañaba como
chofer, Rufino de la Cruz Disla.
En la visita que hicieron a sus esposos y compañeros de lucha, las
hermanas Mirabal comentaron a sus maridos los rumores que circulaban en
Salcedo sobre la posibilidad que sufrieran un “accidente”, estilo
clásico que utilizó la satrapía cuando ordenaba la desaparición de un
opositor importante con la intención de ocultar el crimen.
El informe preocupó enormemente a los dirigentes del 14 de junio, y
Manolo sugirió que cesaran los viajes, y que se mudaran a Puerto Plata,
para evitar transitar por carretera. La recomendación llegó tarde. La
orden de asesinar a las hermanas Mirabal ya había sido cursada, y en
Puerto Plata se encontraban ya los ejecutores: Ciríaco de la Rosa, Ramón
Emilio Rojas Lora, Alfonso Cruz Valerio, y Emilio Estraba Malleta,
todos miembros de Servicio de Inteligencia Militar. El último, de origen
cubano, había prestado esos mismos servicios a la dictadura de
Fulgencio Batista.
Cuando las hermanas Mirabal abandonaban a Puerto Plata rumbo a su
hogar, fueron detenidas por un vehículo que interceptó el jeep que los
conducía. Introducidas a empujones al carro de los matones, y llevadas a
un lugar previamente escogido en la carretera bordeaba por un
precipicio, y allí fueron muertas brutalmente, asesinadas a garrotazos y
luego de puestos los cadáveres en el jeep, los sicarios, lo
precipitaron hacia el abismo.
El testimonio
“Después de apresarlas —narra Ciríaco de la Rosa— las condujimos al
sitio cerca del abismo, donde ordené a Rojas Lora que cogiera palos y se
llevara a una de las muchachas. Cumplió la orden en el acto y se llevó a
una de ellas, la de las trenzas largas (María Teresa). Alfonso Cruz
Valerio eligió a la más alta (Minerva), yo elegí a la más bajita y
gordita (Patria) y Malleta, al chofer, Rufino de La Cruz.
Ordené a cada uno que se internara en un cañaveral a orillas de la
carretera, separadas todas para que las víctimas no presenciaran la
ejecución de cada una de ellas. Ordené a Pérez Terrero que permaneciera
en la carretera a ver si se acercaba algún vehículo o alguien que
pudiera enterarse del caso. Esa es la verdad del caso. Yo no quiero
engañar a la justicia ni al pueblo. Traté de evitar el desastre, pero no
pude, porque de lo contrario, nos hubieran liquidado a todos”.
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