Eran robustos y muy pesados, a prueba de golpes y consumían tanta
energía que las luces de los autos que contaban con estos teléfonos se
atenuaban considerablemente al ser utilizados.
Los teléfonos se conectaban con un operador que de manera remota
establecía la comunicación con el usuario. A pesar de ser muy costosos,
en 1964 había 1,5 millones de personas que los utilizan en Estados
Unidos a través del servicio de telefonía móvil de AT & T.
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