Un
movimiento internacional de activistas cibernéticos o de Internet,
formado por un número indeterminado de personas que se hacen llamar
Anonymous o Anónimo en español, porque no revelan su identidad, han
estado amenazando y realizando ataques a páginas de Internet del
gobierno dominicano con el propósito de apoyar la lucha por el 4% del
Producto Interno Bruto (PIB) de inversión para la educación y diversos
reclamos sociales. Evidenciando con sus ataques las debilidades de las
iniciativas de gobierno electrónico en el país y la falta absoluta de
políticas de seguridad en la fase casi inexistente de gobierno
electrónico que tenemos en la República Dominicana.
Aunque los reclamos de los expertos
informáticos o hackers que constituyen Anonymous son loables, es
importante destacar que realizar ataques a portales de Internet es
ilegal, pues violenta un conjunto de leyes nacionales como la Ley de
Crímenes y Delitos de Alta Tecnología, entre otras, con serias
consecuencias penales de hasta 5 años de cárcel e importantes multas
económicas, constituyéndose este tipo de acción en un acto vandálico e
ilegal que no debe estimularse ni continuarse, pues ya en EE.UU., Reino
Unido y España han sido apresados algunos de sus más importantes
activistas que incluso han estado involucrados en ataques, a otros
países vía Internet contra los gobiernos de Egipto, Argelia, Libia,
Irán, Chile, Colombia y Nueva Zelanda.
Los últimos ataques de Anonymous en el
país han afectado la página de la Presidencia de la República
Dominicana, al Ministerio de Educación, entre otras instituciones
gubernamentales, evidenciando esto la desatención de la Oficina
Presidencial de Tecnología de Información y Comunicación (OPTIC), que en
materia de gobierno electrónico tiene a nuestro país en los últimos
lugares de Latinoamérica, posición 84, con retroceso de 16 posiciones
respecto al año 2008, de conformidad a organismos internacionales que
dan seguimiento a este importante tema.
Las instituciones públicas y privadas
deben entender la importancia de incorporar estándares de seguridad de
sistemas de información, pues aunque siempre puede existir el riesgo de
un ataque, los niveles de seguridad mitigarán la frecuencia, impacto e
intensidad de los mismos.
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