Un desamparo mental

SANTO DOMINGO.- Enfermos mentales en la indigencia continuan deambulando por la zona metropolitana ante la mirada -compasiva de unos, indignada de otros- de los ciudadanos. Una solución parecería simple: recogerlos y recluirlos en el psiquiátrico Padre Billini, pero ¿es la acertada?
La enajenación mental, sin importar su causa, puede afectar a cualquiera y difiere de otras enfermedades en que requiere de cuidados que pueden afectar estabilidad y economía familiar. Esto hace frecuente el abandono, condenando al paciente a ser un errante.
En las calles, buscando en zafacones para comer, sin poder cubrir su cuerpo y sin medicación, los enfermos mentales enfrentan las burlas y vejaciones de los sanos. Miguel Ángel Morillo, neuropsicólogo de la Dirección General de Salud Mental, entiende que muchos agreden en respuesta a la provocación

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