SOBRE MOCA Y SU ORIGEN

Por Ángel Domínguez

Es el Lic. Elías Jiménez quien en su obra Tradiciones Mocanas ambienta en el año 1700 la existencia en la extensión territorial de Moca de un otero, (cerro aislado y elevado) el Alto de la Ferrera como “el núcleo tradicional, sincero y legendario a cuyo alrededor nació y creció la villa del Viaducto”. Empezó a denominarse Alto de la Ferrera (siempre según Elías Jiménez) por la ubicación en ese lugar del matrimonio formado por Mariquita Ferreira con un señor llamado Lorenzo García (el Musú). Elías Jiménez precisa que “La primera casa que se construyó en ese lugar sirvió de albergue al matrimonio” y que el “caserío más próximo a este lugar estaba situado en el extremo septentrional de la sección Estancia Nueva”. (Tradiciones Mocanas Elías Jiménez, Págs. 9 y 10. Edición de 1970)

Vale decir que Jiménez asume “el caserío” (Estancia Nueva) como de anterior existencia al inicio de el Alto de la Ferrera.

Posteriormente el Licenciado Marino Tejada Guzmán al referirse al origen de la ciudad de Moca dice: “Nuestra ciudad fue fundada primeramente en Estancia Nueva, en un paraje llamado Los Derramaderos, cuyo nombre se conserva aún. Motivado por lo cenagoso de aquel lugar, las familias fundadoras se trasladaron al sitio actual de Moca”. Y más adelante precisa: “En la parte sur de la ciudad…se construyó la primera casa de nuestra villa. No podemos establecer la fecha, pero probablemente debe haber sido a principios del 1700, por el señor Lorenzo García (a) Musú”. Tejada Guzmán, afirma también que: “El señor José Antonio García fue quien donó el terreno donde hoy se levanta el templo del Rosario” (Tomado de Notas Para la Historia de Moca del Dr. Julio Jaime Julia)

Como puede observarse existe plena coincidencia entre lo afirmado por Jiménez y por Tejada Guzmán, solo que este último repite lo afirmado por el primero y se arriesga más al agregar que José Antonio García donó el terreno para levantar la iglesia.

¿De qué pruebas se auxilian uno y otro para hacer tan osadas afirmaciones? No lo sabemos, pues tanto Jiménez como Tejada Guzmán nos privan de ellas.

Muy a pesar de su afirmación en el sentido de que Moca se inició en lo que hoy es La Ermita o Estancia Nueva hasta ahora no se conoce de la existencia de pruebas documentales, arqueológicas y de ningún género que las avalen. Solo ha sido un decir que otros también han repetido sin que haya mediado la investigación y el serio escrutinio.

En todo caso no podemos olvidar que tanto el Lic., Elías Jiménez como el Lic. Marino Tejada G. hablan de situaciones a la distancia de cerca de 240 años. Jiménez escribió en 1939 sobre supuestos hechos del 1700. ¿En qué se ampara? Solo en si mismo. Igual ocurre con Tejada Guzmán.

A modo de ejemplo observemos dos cosas:

1) Los dos autores señalados indican que la primera casa construida en la villa (en 1700) pertenecía al matrimonio constituido por Lorenzo García (a) el Musú y Mariquita Ferreira (de donde viene el nombre al cerro de Alto de la Ferrera). Si Lorenzo García y Mariquita Ferreira (María Antonina Ferreira, nombre real) eran esposos en el 1700 es difícil que estuvieran con vida aún en 1818 (Lorenzo) y Mariquita todavía en 1850, según documentos que dice tener el Dr. Rubén Lulo Gitte en sus manos y de lo que no dudamos.

2) El Lic. Tejada Guzmán afirma que el solar para la construcción de la iglesia del Rosario fue donado por José Antonio García (hijo adoptivo de Mariquita y Lorenzo). Imposible.

Antonio García solo heredó a la muerte de sus padres adoptivos y como vimos anteriormente en el caso de su padre todavía vivía en 1818 (y no sabemos cuando murió) La construcción de la iglesia la, del degüello en 1805, había sido levantada con mucha anterioridad a tal suceso. Otro documento que el Dr. Lulo Gitte tiene en sus manos lo presenta haciendo un acto de venta de terreno en 1872. Por tal razón es difícil aceptar, hasta prueba en contrario, que estuviese donando terrenos en el 1805. . En ese año José Antonio García talvez ni existía.

Vale decir, nuevamente, tanto Jiménez como Tejada Guzmán, “arman” su historia sobre la base del matrimonio de Mariquita Ferreiras y Lorenzo García en el 1700, año para el cual, (siempre según los documentos que posee el Dr. Rubén Lulo Gitte) ni el uno ni la otra soñaban con nacer.

Aparte de la versión del Lic. Tejada Guzmán, en el libro Notas Para la Historia de Moca, el Dr. Julia recoge otras dos versiones, sobre la donación del terreno para la construcción de la iglesia del Rosario a) La de Carlos Carezzano Sturla quien dice que el terreno lo donó Francisco Antonio Guzmán y b) La de Luis Emilio Álvarez quien afirma que el terreno lo donó Fructuosa Ferreras. (sic) ¿Quién tiene la razón? No lo sabemos. Lo que sí queda demostrado es lo inseguro de abrazarse a una u otra afirmación, y muestra al mismo tiempo, la fragilidad y lo resbaladizo en que se afincan muchos relatos de la historia de nuestra Moca.

ERMITAS Y CAPELLANIAS

Por vías diferentes, pero recogidas en Notas Para la Historia de Moca del Dr. Julia, tenemos referencias de tres capellanías específicas establecidas en esos años en el territorio perteneciente a Moca: a) la establecida por Juan López en 1678, en el lugar conocido con ese mismo nombre (según afirmación de F. Holguín Bono en 1942), b) La establecida por Gregorio López y Juana Fernández de Barrios el 7 de julio de 1773, “con la obligación de decir 12 misas al año en la ermita (no La Ermita, Nota de A.D.) de Nuestra Señora del Rosario, el sitio de Moca. Para esa época era dueño de la capilla el capitán Andrés García Colon” (según Monseñor Hugo E. Polanco Brito) y c) La capellanía a cuyo amparo estaban sometidos Lorenzo García (El Musú) y Mariquita Ferreira. (Según Elías Jiménez)

Del establecimiento real de estas tres capellanías, solo ha sido documentada la referida por Monseñor Hugo E. Polanco Brito. No conocemos pruebas de la existencia de las otras dos restantes.

Obsérvese que la referida por Polanco Brito, tiene una función específica de decir 12 misas al año y en la ermita de Nuestra Señora del Rosario. La referencia es a una ermita, o sea a una pequeña iglesia, Nuestra Señora del Rosario, no que la pequeña iglesia estuviese en un lugar así denominado (La Ermita). Ermita o ermitas, habían varias en la isla. Bien pudo suceder que en lugar de Moca así conocido como La Ermita se levantase una pequeña iglesia, una ermita, y por tal razón el lugar pasase a identificarse con el lugar de La Ermita. Pero no por ello hay que concluir que la ermita que refiere Monseñor Polanco Brito fuese la que posteriormente se levantare en el lugar de Moca conocido por La Ermita. . Polanco Brito aporta, además, una información interesante: Que la capilla o ermita pertenecía al capitán Andrés García Colón, es decir, tenía un propietario.

Si Moca se hubiese fundado en Estancia Nueva o La Ermita con tanto tiempo de distancia, algo hubiese quedado como prueba de tal asentamiento. Los seres humanos marcan tanto sus asentamientos, su entorno habitacional que dejan en ellos huellas imperecederas e imborrables. Esto último es lo que ha sucedido con los cadáveres que han sido desenterrados de la Plaza Duarte de esta ciudad. Y este hallazgo es un hecho que nadie puede obviar ni cuestionar queriendo hacer valer la especulación frente a la realidad.

Pienso en la conveniencia de afianzar el sentido crítico de lo que se ha escrito y dicho sobre el pasado histórico de Moca, para apartarse de la repetición de lo que otros se atrevieron originalmente a especular dando riendas sueltas a su imaginación.

Insisto en lo dicho en el artículo anterior: Los cadáveres desenterrados del Parque Duarte de esta ciudad es el más claro y sólido eslabón para el estudio de los inicios de de nuestra ciudad.

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